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Lispectorante: desencadenar la suspensión y afrontar la realidad

  • Nanda Rossi
  • 23 may
  • 5 Min. de lectura

Fotograma do filme Lispectorante (2024) de Renata Pinheiro.
Fotograma do filme Lispectorante (2024) de Renata Pinheiro.

Por Nanda Rossi | Crítica


El largometraje Lispectorante (2024), de Renata Pinheiro, lleva a una mujer llamada Glória Hartman a través de un refrescante ejercicio de transformación, sintiendo su camino a través de luces y sentimientos. Interpretada por Marcélia Cartaxo, Glória es una artista visual que regresa a su ciudad natal, Recife, después de una separación. En la casa donde vivió Clarice Lispector, ésta descubre una grieta en la pared que, al observarla, abre al personaje y a la película a un universo fantástico. Gloria se insensibiliza ante este mundo para lidiar con las dificultades prácticas de su realidad.


Incluso con una trama central, la película de Pinheiro se construye como un experimento audiovisual de aproximación o, al menos, de incitación a las experimentaciones realizadas por la propia Clarice Lispector. La película no es una adaptación de ninguna obra de la escritora, sino que, con otro tipo de lenguaje a su disposición, Lispectorante busca trabajar con las herramientas estético-estilísticas que tiene para hablar de la transformación, la madurez, los nuevos comienzos, el afecto, el arte, el trabajo y el amor. Estos y otros temas son evocados a través de cuerpos y objetos en las calles, a través de espejos, prismas, aberturas a espacios oníricos y fotografías a veces arenosas, a veces crepusculares. La película pretende elaborar, en definitiva, las fisuras naturales de la condición humana –un tema ineludible de Clarice y del arte en su conjunto– a través de la experiencia de vida de Glória.


La actriz Marcélia Cartaxo está acostumbrada al universo de Clarice. Ya había interpretado a Macabéa en la adaptación de A Hora da Estrela (1985), de Suzana Amaral. En Lispectorante , el pequeño cuerpo de este personaje recientemente divorciado juega por las calles como una Macabéa más libre, más relajada y aún viva. El famoso personaje de Cartaxo es un grato recuerdo en Glória; El espectador que tenga esta adaptación en su repertorio podrá ver a Macabéa en otro de los espejos de la película. A veces, incluso podríamos imaginarnos a alguien siendo atropellado en alguna de las intersecciones de la ciudad. Se produjeron otras colisiones. En Lispectorante , Glória, de Marcélia Cartaxo, se enfrenta a desgracias que no la derriban del todo. La tristeza familiar, la burocracia y las decepciones amorosas se presentan ante la mujer que continúa sus aventuras por las calles de Recife, reconociendo sus diversos idiomas y a sí misma.


Ésta es, de hecho, una dificultad que los espectadores pueden encontrar durante su recorrido a través de la película. A medida que Glória avanza en la narrativa, aparecen muchos elementos fantásticos. Aunque estamos abiertos a lo onírico, a lo ebrio y al inconsciente cuando miramos a través de la grieta con Glória, creo que espectros excesivos se abren en esta narrativa de la suspensión de la realidad.


Ese otro espacio ficticio que se abre y al que Glória tiene acceso existe más allá del personaje principal y de su trama. Hay algunas escenas en este espacio alternativo que no interactúan ni contribuyen a la historia principal. No es que se trate de un movimiento obligatorio, pero parece haber una trama pulsante que quiere ocupar un espacio más relevante en la trama, lo que no sucede. Hay algo onírico e incluso apocalíptico en las escenas protagonizadas por la increíble Grace Passô, pero tales escenas no contribuyen precisamente a la tensión entre ficción y realidad que la película quiere ejercer.


Gloria es el punto fuerte de la película. Lispectorante ejerce su mayor fascinación al permitirnos seguir la apertura de esta mujer a la vida, mucho mayor que la grieta a través de la cual observa. Lispectorante se presenta como una sustancia narcótica, una droga que pertenece al apartado fantástico de la película. Consumirlo o mirar a través de la grieta parece ser la manera que tiene la película de inaugurar su ficción dentro de la ficción. Cuando leemos Clarice, estamos invitados a desarrollar un trabajo conjunto de reflexión existencial –lo que puede asustar a quienes esperan una trama llena de acciones en su literatura. El acontecimiento se produce a través del pulso estético de las palabras y sus combinaciones.


Siguiendo hablando de Clarice, a través de sus textos conocemos a las mujeres y sus profundos trastornos existenciales que surgen de encuentros aparentemente insignificantes. En una habitación, el narrador de Pasión según GH (1964) se adentra en lo más profundo de la casa y su inconsciente. Ella quiere reconocerse en niveles más profundos. Y quiere reconocerse como otro ser humano, como un no humano, como un animal, como un ser natural. Quiere reconocerse en el borde sutil de la locura, en lo sucio y lo repugnante. Gloria busca lo mismo. Como otras mujeres clariceñas, quiere reconocerse en el desplazamiento de su mirada hacia aquello que habitualmente uno no se detiene a ver: una cucaracha en una habitación, un ciego mascando chicle o una llamativa grieta en la pared.


La crítica literaria Yudith Rosenbaum (2001), al analizar el cuento Menino a Bico de Pena (1971) de Clarice Lispector, afirma que la figura central de la obra de Clarice es un sujeto confrontado a un objeto incomprensible, realidades que escapan a la comprensión plena. Es el caso de Rodrigo SM frente a Macabéa o del narrador frente al chico al que intenta capturar con la punta de su pluma. Se trata de un sujeto que, dentro de la propia narrativa, reconoce su

limitaciones y fracaso de su lenguaje representacional. Pero es precisamente de este fracaso que surge algo: el intento, en sí mismo, ya lleva consigo una forma de representación.


Lispectorante (2024) es uno de estos intentos en su forma cinematográfica. Y algo que surge de ese intento es este artista-personaje, que afronta sus vaivenes con un cuerpo erguido, que tiene la sensibilidad necesaria para interactuar con lo visible y lo invisible de la ciudad. En esta espiral diaria, Glória se reconstruye. No conocemos el camino final de todas sus aventuras, pero salimos de la película seguros de sus habilidades para reiniciar sus capítulos a través de su trabajo con sus manos, su cuerpo, su lenguaje y la magia de lo desconocido.


Glória es una mujer atrapada entre la dureza de la realidad y la maleabilidad de la fantasía. El arte, la ficción y la fantasía que encuentra en las calles parecen ser sus únicas y más grandes herramientas para seguir adelante, enfrentando sus casi accidentes. Por eso también nos apoyamos en la literatura, en el cine, en Clarice y en el mundo detrás de la grieta. Es por las suspensiones que se presentan y que valientemente espiamos, que Glória y nosotros podemos seguir caminos separados.


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